La infección del sitio quirúrgico (SSI, por sus siglas en inglés) es aquella que está presente hasta 30 días después de un procedimiento quirúrgico, si no se colocan implantes, y hasta 1 año, si se colocó un dispositivo implantable en el paciente.1 Es la principal causa de reingreso hospitalario luego de una cirugía, y 3% de los pacientes que adquieren una infección del sitio quirúrgico fallecen.2
La complicación de una herida quirúrgica, por otro lado, se define como la interrupción de la cicatrización normal de una herida incisional después de la cirugía.3 Además de la infección del sitio quirúrgico, este tipo de complicaciones abarca:
Muchos profesionales de la salud y miembros del equipo multidisciplinario suelen enfocarse en la infección del sitio quirúrgico. Sin embargo, en las heridas quirúrgicas, es particularmente importante estudiar todas las posibles complicaciones. Por eso, se recomienda monitorear el estado general del paciente y el progreso de la curación, e identificar si la incisión está evolucionando de manera esperada, o si hay signos o síntomas de deterioro que puedan conducir a complicaciones. La atención debe comenzar con una evaluación integral y multidisciplinaria del paciente, que incluya la valoración de los siguientes factores de riesgo:
Se debe controlar al paciente durante todas las etapas de la curación, y tener en cuenta una lista de seguridad quirúrgica que involucre la fase preoperatoria, operatoria y postoperatoria. Un manejo de la herida centrado en el paciente podría ampliar el alcance de la identificación y prevención temprana de tales complicaciones. Pero primero, es necesario cuestionar la creencia de que todas las complicaciones en las heridas quirúrgicas están relacionadas solamente con la infección.
Herramientas de prevención
En los últimos años, se han publicado numerosas guías internacionales con respecto a prevención y tratamiento de la infección del sitio quirúrgico.4,5,6,7 Pero, esta tendencia a centrarse sólo en la infección, a expensas de otras complicaciones, podría conducir, por ejemplo, a un infradiagnóstico de dehiscencia, ya que la dehiscencia de heridas quirúrgicas puede ocurrir con o sin infección.
Hay herramientas para prevenir tanto la infección del sitio quirúrgico, como las demás complicaciones de la herida quirúrgica. Si bien el manejo con agua y jabón quirúrgico demostró ser más eficaz que el tratamiento convencional que empíricamente se ha manejado durante varios años,8 se deben implementar estrategias novedosas para alentar la participación del paciente e identificar, de manera oportuna y temprana, las complicaciones en el sitio quirúrgico. Algunas formas de participación por parte del paciente incluyen: telemedicina en áreas rurales, nueva tecnología de diagnóstico, aplicaciones de teléfonos inteligentes, herramientas validadas de evaluación de riesgos adaptadas a su propósito, y apósitos que permitan la visibilidad de la herida sin ser retirados.
Por sus características, películas como Leukomed Control, Leukomed T Plus y Leukomed Sorbact (Essity) podrían ser aliados valiosos a la hora de proteger el sitio quirúrgico:
Esta familia de apósitos tiene una alta tolerancia dérmica, que previene las lesiones cutáneas relacionadas con los adhesivos médicos. Al ser transparentes, es posible observar la evolución de la herida sin retirarlos. Además, funcionan como barrera de protección contra virus y bacterias, y tienen un bajo coeficiente de fricción, lo que hace que la retirada sea menos dolorosa.
Conclusión
Es necesario un nuevo paradigma que desafíe y cuestione el estigma de que todas las complicaciones en la herida quirúrgica están relacionadas únicamente con la infección. Una visión centrada en el paciente ampliará el alcance de la identificación y prevención temprana de estas complicaciones. Hoy, gracias a la tecnología, es posible prevenir la mayoría de las complicaciones que puede presentar el sitio quirúrgico mediante el uso de apósitos adecuados y un correcto seguimiento del paciente, que permitirán identificar tempranamente posibles problemas.